Al respecto de los combates entre cachorritos puedo anticipar que son importantísimos y perfectamente necesarios.
Algunas personas o criadores sin el conocimiento que brindan los años, no interpretan muy bien los combates entre cachorritos, no saben bien lo que significan estos procesos tan cargados de instinto y naturaleza, y tienen la motivación lógica a evitar o prohibir cuando dos bebés de 1 mes de nacidos se trenzan an una inofensiva «batalla» por la dominancia.
Los encargados, tutores o responsables al ver una «pelea» entre los chiquitines, intentan de buena fe evitar o eliminar con regaños y acciones indebidas estas manifestaciones naturales.
Lo hacen basados en su muy humana comprensión de la vida, lejanos seguramente a la experiencia de vivir procesos netamente instintivos, porque los combates entre cachorritos suenan y se ven como violentos, siendo perfectamente sanos, educativos e inofensivos.
Es una gran equivocación evitar este inocente comportamiento social.
Los combates entre cachorritos son parte fundamental de esa formación del comportamiento social tan importante y esencial para su éxito en la vida posterior en la ciudad, al vivir experiencias con otros perros y mascotas en el parque, en la calle, en la finca o donde sea.
Aprender de pequeños les evita tener que aprenderlo de grandes; es por ello que es tan oportuno que lo hagan cuando no representan un riesgo para la integridad propia ni la del otro.
Los combates entre cachorritos es otra manera de jugar con sus hermanos. Son maneras formativas de crecer, «juegan» a dominarse y someterse pero nunca será un riesgo para su seguridad en esta temprana edad; más bien es una inmensa lección de vida, un proceso necesario que forja el carácter, les enseña a socializar con otros individuos y a respetar el espacio del otro.
Los cachorros empiezan a mostrar esa supremacía instintiva que llevan en su corazoncito, y quisieran imponerse sobre los demás, sin saber que los otros también llevan esa chispa interna. Gruñen, se retan, se ladran, e intentan someter al otro, descubriendo en este proceso que ese otro también tiene dignidad, fuerza y poder para defenderse.
Con los combates entre cachorritos, los infantes descubren que el otro es digno de respeto y empiezan a poder llevarse bien en grupo y a moderar sus respuestas, autogestionando su comportamiento grupal y siendo finalmente aptos para convivir o compartir con otros individuos en cualquier espacio.
Debemos respetar estos procesos; permitir los combates entre cachorritos y verlos como comportamientos sanos y constructivos, obviamente evitando los comportamientos exagerados o nocivos.
Los bebés desde una temprana edad irán modulando los niveles de estas manifestaciones instintivas, aprendiendo.
Es una labor del criador que no es notoria a simple vista, pero que determina el éxito y esa diferencia profunda entre unos y otros perros en su comportamiento futuro.
